Yo soy de la escuela del No matrimonio, sé lo que están pensando: “Hanna, qué es eso blanco con vuelitos en tu cartera?”.Pero hoy, incluso teniendo un hombre increíble al lado, no pienso en casarme, por eso cuando me toca ver alguien cercano diciendo que sí, no quizás, ni más rato sino un SÍ, me emociona.
Una de las flaquis se está casando hoy: ella es material de matrimonio, va ser una excelente señora y una mamá formidable, tiene un sentido de humor e ironía que le van a servir cuando le diga de 15 formas distintas “NO te vas a poner eso porque pareces promotora de supermercado” sin herir los sentimientos de la cría. Su marido también es material de matrimonio: de risa fácil, sentimientos buenos y calmado. Ambos juntos serán padres increíbles de esos que juegan en el parque y los pasan a buscar al colegio ... mis últimos pensamientos al respecto han sido cómo los encierro o les hago conductismo para que los míos no se pongan en riesgo vital antes de los 18.
Hoy ellos dicen sí, a un montón de cosas que incluyen el obvio, el sí constante, las buenas y en las malas, ahora que lo pienso la pregunta del cura suena más a advertencia de tabaco que otra cosa. Sí a todo eso que pasa en la vida, lo planifique uno o no.
Ahora, ¿Por qué hablo de ellos hoy? Porque mientras yo me estoy pintando las uñas y poniéndome crema en las manos, escribiendo en este blog, una flaquis se casa, y yo aún no tengo claro por qué con un hombre perfecto, aún no me gusta el matrimonio.
Las Flacas se casan
Suscribirse a:
Entradas (Atom)