Tipología sobre los hombres buenos.

Siempre se ha diferenciado entre los hombres buenos y malos, los primeros son presentables ante la familia, ganándose los afectos que una no y los segundos tienen ventaja de macho alfa ya que sin mucha ética se hacen de todo de medio para ganar.
Hablar de los segundos es algo muy típico y ha sido tratado en todas las sitcom y series de Sony, por ello quiero dedicarle unas cuantas palabras a los buenos.

Cómo identificarlo:
Bueno no significa que no tenga hormonas, es igual de caliente que sus congéneres, probablemente más porque su balanza de la justicia debe reprimir su ello en buena manera.
Bueno tampoco significa que es pavo, la mayoría de las veces sabe exactamente lo que está haciendo y qué quiere, pero no siempre coincide con la rapidez o con los métodos requeridos.
Bueno no significa que no te va dañar, sino sólo que no lo hará con intención.

Yo personalmente los identifico porque se refieren a las mujeres por medio de las palabras:
mirada, sensual, feeling, todos criterios muy subjetivos, que me indican que su filtro católico apostólico romano está en funcionamiento.
Saldría con uno de ellos, de hecho actualmente lo hago, un chico bueno, como mi madre dice tan bueno que es niño, y ese es el punto con los hombres buenos, si no estás en edad de casorio, no eres un hombre bueno sino un chico con buenas intenciones y por ello un candidato para ser experimento sentimental de las mujeres que saben lo que quieren y saben que no es contigo.

Hay tres tipos de hombres buenos.

El ñoño: inocente hasta que uno se encuentra con su foto de Princesa Leia en cueros.
El pololo: Devoto hasta que sus amigos le convencen de que la vida es corta, el pobre se desata
y es puto hasta que las mujeres lo detectan y ahí se vuelve en abstinente(claramente no por voluntad propia).
El bueno: Caricaturizado hasta la muerte por las películas de acción, queda botado, para después es el que socorre a la damisela en peligro. Tiene espíritu solidario aunque uno podría adivinar que sus intenciones no son tan buenas como sus acciones.

No es tan malo estar con un chico bueno, a menos de que quieras que te den contra una pared,
porque para llegar a ese punto, con los chicos buenos es un proceso de confianza, o sea tortuoso camino de tierra donde uno deduce, implica, traduce, induce, conduce para poder sacar las malas intenciones del susodicho sin que pida perdón en el proceso.

 
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