Érase una vez

Si el mundo fuese como Disney o como lo pintan los cuentos, las mujeres tendríamos que ser rescatadas frecuentemente por nuestra incapacidad de rechazar manzanas envenenadas, rechazaríamos nuestra cola de sirena perfectamente funcional y sobretodo NUESTRA sólo para estar con el príncipe azul, despertaríamos solo con besos y no con alarma como el resto de los mortales, tendríamos superpoderes que nos igualarían a Birdman a la hora de convocar animalejos del bosque, creeríamos en el felices para siempre, tendríamos que calzar talla 2 para que nos quedara el zapato, cambiarnos de inmobiliaria y encontrar ipso factus una torre con dragón para que algún reluciente caballero viniera al rescate, seríamos víctimas no sólo de la vieja chanta del metro que lee el tarot sino de la bruja malvada que las tiene contra nosotras (y que no necesariamente sería la suegra), los carretes tendrían que acabar a las doce a riesgo de quedar vestida como una de Mekano, no estaríamos seguras en el bosque, ni en el mar, ni en la montaña, ni escondidas con unos amables campesinos, cantaríamos random en cualquier instante y nos sincronizaríamos tal cual IPOD con otro tipo que no sabe de nuestra existencia, tendríamos que besar a un montón de sapos para cachar si es que son o no y si son sólo sapos poner cara de resignación porque siendo mujer de cuento una ya no se podría poner quisquillosa, dejarnos obligatoriamente largos y sedosos cabellos ( a riesgo de terribles enredos) sólo por si las moscas y sobre todo saber que el principe azul después le sale ponchera por tanto tomar vino con los otros caballeros, llega oliendo horrible después de cabalgar y que esos leotardos ajustados no se los cambia nunca.

 
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